Acerca del peronismo
Empezaré diciendo, para que se entienda de dónde es que hablo, que provengo de un matrimonio – para el caso, mis padres – él, ferviente antiperonista, un gorila de pura cepa, de lo más recalcitrante, y ella, mi madre, peronista inconfesa… Tengo 47 años de edad, soy hijo menor de una pareja ya grande; calculen que estos fenómenos ocurrían por el tiempo en que yo he nacido. Bueno, y de eso surgí yo, fruto de una típica familia clase media argentina; mi madre tenía la mayor parte del tiempo para educarnos y adoctrinarnos; mi padre se la pasaba casi todo el tiempo fuera de casa, trabajando, pero era una masa, ideológicamente hablando, en el poco tiempo libre que le quedaba, y los fines de semana. Puede decirse que lo poco que mi madre se atreviera a inculcarnos de las ventajas del peronismo, mi padre se las arreglaba tranquilo para deshacerlo, en unas pocas horas. En lo relacional, a mí me tocó padecer a mi padre, sobre todo en mi adolescencia (el apellido con que firmo mis escritos, y y