Los inicios del rock argentino


Sobre las circunstancias socio-políticas en el país y en el mundo, cuando el surgimiento del rock argentino.


El rock en Argentina se inicia de mediados hacia fines de los años ’60, como resultado de una necesidad que conjugaba a varios factores, tanto de raíz nacional como extranjera.
En el marco más global, el inconformismo beatnik había derivado de alguna manera en la cultura hippie, entre otros aspectos, ideológicamente pacifista y militante contra la guerra de Vietnam.
Eran los años del “mayo francés” y las revueltas de estudiantes, que se replicaban por todas partes del mundo. Películas como Rebelde sin Causa (1955), de Nicholas Ray, o Blackboard Jungle, del mismo año, de Richard Brooks, influían fuertemente en la formación filosófica e ideológica de los más jóvenes.

 

El panorama argentino

 

Siguiendo con la tradición de los golpes de estado, las dictaduras de Aramburu (1955-1958), Guido (1962-1963), Onganía-Lanusse (1966-1973), tuvieron a la sociedad sometida desde todo punto de vista, también cultural, persiguiendo y combatiendo todo atisbo de manifestación ideológica y pensante.
Se alentaba una cultura de entretenimiento superficial y banal, promoviendo a artistas tales como “El Club del Clan”, Palito Ortega, Jolly Land, Sandro, entre tantos otros.
De esta suerte, en las principales ciudades y suburbios de Argentina, Buenos Aires y Rosario, principalmente, comenzó a gestarse un movimiento de música alternativa, fuertemente influenciado por bandas internacionales como los Beatles y los Rolling Stones, los músicos de blues y de rock estadounidenses, y la literatura de Allen Ginsberg o Jack Kerouac, solo por citar algunos ejemplos.
Al principio no era nada más que realizar covers de sus admirados, hasta que de a poco se fueron atreviendo a realizar sus propias poesías y canciones, ya en español.
Surgieron por entonces las bandas que luego resultarían representativas de los orígenes del rock argentino, tales como Los Gatos, los Abuelos de la Nada, Almendra, Manal y Vox Dei, el dúo Pedro y Pablo; los uruguayos los Shakers, y el solista Moris.
En Buenos Aires comenzaron a reunirse en el mítico bar La Perla, del barrio de Once, un remedo del The Cavern, de Liverpool, allá donde solían ir a tocar los Beatles.
El movimiento comenzaría así a formarse, de manera impremeditada, a sustentarse cada vez más y a organizarse, a cobrar solidez corpórea, y empezaría a surgir toda una cultura periférica, se podría decir, a ese centro que resultaba ser la música de rock. Surgió una prensa escrita sobre el tema, primero la revista Pin-Up, luego la "Pelo", de tiradas menores y realizadas con esfuerzos de particulares. “Pipo” Lernoud se constituiría en el primer periodista y cronista de la historia sobre el tema.
Javier Álvarez, puede decirse que fue el primer “manager” y productor, al fundar el sello discográfico Mandioca, donde comenzarían a grabar las primeras bandas.

 

La mirada de la sociedad al nuevo fenómeno

 

El rock nacional comenzaría a imponerse en el plano social, y a llamar la atención, bajo la forma del hippismo. Así fue que la primera mirada que recibirían de la televisión, radio y diarios nacionales, como de la opinión pública toda, sería de un cierto marcado rechazo.
Enseguida se los asociaría con el uso de drogas y la fomentación de ideologías foráneas y subversivas, a los intereses nacionales, y empezarían a ser perseguidos por la policía, tanto artistas como público.
Sin embargo, y seguramente porque el movimiento comenzó a generar y a mover dinero, hubo lugares institucionales que se abrieron a la nueva cultura. Así se lograron realizar conciertos multitudinarios, en lugares como el estadio Luna Park, el estadio Obras, o el Velódromo Municipal de Buenos Aires.
Algunos conductores famosos de programas de televisión empezaron a mostrar hippies y músicos de rock como a “rarezas”, y una editora como RCA Victor se interesó en promover el nuevo género, llegando a grabar varios discos de Almendra.
En 1971, inspirados en la película Woodstock, Héctor Olivera y Fernando Ayala producen la película Rock hasta que se ponga el sol, dirigida por Aníbal Uset, la filmación de uno de los festivales Buenos Aires Rock, donde actuaron desde las bandas antes mencionadas, y otras más nuevas, como Arco Iris, Pappo’s Blues o Pescado Rabioso, junto a músicos por entonces incipientes, tales como León Gieco y Sui Generis.

 

La aparición de Sui Generis

 

La aparición del dúo conformado por Charly García y Nito Mestre, supuso una “bisagra” en la historia del rock argentino, haciendo evolucionar al género hacia nuevas propuestas musicales y nuevas temáticas, también ampliando el espectro del público al que las canciones iban dirigidas.
Hasta el surgimiento de Sui Generis, el sonido de las bandas había sido fundamentalmente eléctrico, de rock y de blues, con letras fuertemente politizadas y dirigidas al ser urbano, trabajador, común y corriente.
La formación académica en lo musical, por parte de Charly García, introdujo primero el barroco clásico y el sonido de piano acústico en las canciones de rock argentino; las melodías más suaves, de la flauta traversa de Nito Mestre, y una poética en las letras, eminentemente dirigida a un público adolescente, centrada en temas tales como los conflictos de relación entre padres e hijos, los asuntos de la preparación secundaria y el descubrimiento del amor y del erotismo.
Enseguida también Charly García se encargaría de experimentar con el rock sinfónico y formas más progresivas en cuanto a lo musical de su trabajo, y pronto también empezaría a ser fuertemente resistido por cierto sector del propio movimiento.

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