Los inicios del cine sonoro


Los inicios del cine sonoro coinciden con la edad de oro de Hollywood y la base de las grandes productoras, en medio de la crisis del '30.


Se considera a The Jazz Singer (el cantante de jazz) (1927), de Alan Crossland, la primera película sonora, si bien la misma productora, Warner Bros, un año antes había estrenado Don Juan, que se hallaba musicalizada.

 

Antecedentes del cine sonoro

 

En realidad, la idea de hacer películas habladas era tan antigua como la propia industria. En 1889, aunque con resultados muy deficientes, se había conseguido adaptar una palabra grabada a una foto. A principios del siglo XX ya se hubieron presentado varios procesos para sincronizar imagen y sonido, y en 1910 el alemán Oscar Messter produjo The Green Forest, que incluía sonido. En 1912 Thomas Edison presentó una película con sonido, un tanto vagamente sincronizado.
Finalmente, el cine sonoro se establece con un método alemán llamado “Tri-Ergon Process” y el americano “Vitaphone”.

 

Confluencia del cine sonoro con la “edad de oro” hollywoodense

 

Con la llegada del sonido al cine, y luego más aún, del color, comienza la época conocida como “edad de oro” de las grandes producciones cinematográficas.
Indiferente a la crisis financiera que se desataría a partir del ’30, las compañías se empeñan con cada vez productos más fastuosos, en los que cuentan grandes decorados, elencos multitudinarios y grandes figuras de la actuación.
Se abandonan los exteriores y se filma más en estudios, e irrumpe el género de la revista musical, principalmente promovido por Metro Goldwin Mayer (MGM).

 

Las revistas musicales

 

A The Hollywood Revue (1929), de MGM, Warner Bros le sigue con The Show of Shows (1929), Fox con Happy Days (1930) y Paramount con Paramount on Parade, del mismo año. Los nombres de Bing Crosby, Maurice Chevallier, Fred Astaire, irían ascendiendo cada vez más en el firmamento de las estrellas de Hollywood.
Pero un film alemán por aquellos años, del mismo tipo, eclipsaría a todos los demás. Se trata de El Ángel Azul (1930), de Josef von Sternberg, que consagraría mundialmente a su actriz protagónica, Marlene Dietrich.

 

Los intelectuales se acercan al cine

 

Finalizando los años ’20 e iniciando los ’30, todos los grandes artistas plásticos reunidos en París, comenzarían a interesarse por el nuevo arte. Man Ray filma Emak Bakia, en 1927, un experimento dadaísta desde el cine. Salvador Dalí junto a Luis Buñuel, y también Jean Epstein realizan experimentos surrealistas. En 1928 Epstein filma una versión del cuento de Poe, La Caída de la Casa Usher, con una muy lograda atmósfera onírica. Jean Cocteau fue otro intelectual inmerso en el cine de la época.
El cine japonés, sin embargo y pese a su tradición a la par del mundo occidental, no llamó la atención de este sino hasta la presentación de Rashomon, de Akira Kurosawa, en el Festival de Venecia de 1951.

 

El cine de género

 

Si bien el western fue uno de los primeros géneros en fundarse, ya en épocas del cine mudo, las películas de gangsters (o de “pistoleros”) no tuvieron mayor repercusión, hasta los años ’30, en que Warner Bros puso un acentuado énfasis de producción, así como MGM se dedicara más a los musicales, o Universal, a las películas de bajo presupuesto y de horror. Actores como Edward Robinson y James Cagney se popularizarían en películas centradas en el mundo del hampa.

 

Las películas más taquilleras de los años ‘30

 

  • 1930. Cimarrón, de Wesley Ruggles; Little Caesar, de Mervyn LeRoy y City Lights, de Charles Chaplin.
  • 1932. Dr. Jeckyll and Mr. Hyde, de Rouben Mamoulian; Grand Hotel, de Edmound Goulding y Frankenstein, de James Whale.
  • 1933. I’m no Angel, de Wesley Ruggles.
  • 1934. It Happened One Night, de Frank Capra; The Lost Patrol, de John Ford y Queen Christina, de Rouben Mamoulian.
  • 1935. Mutiny on the Bounty, de Frank Lloyd y Lives of a Bengal Lancer, de Henry Hathaway.
  • 1936. Captain Blood, de Michael Curtiz; San Francisco, de W. S. Van Dyke y Anna Karenina, de Clarence Brown.
  • 1937. Lost Horizon, de Frank Capra; A Star is Born, de William Wellman y The Plainsman, de Cecil B. DeMille.
  • 1938. The adventures of Robin Hood, de William Keighley y Michael Curtiz y Snow White and the Seven Dwarf, de Walt Disney.
  • 1939. Dodge City, de Michael Curtiz; Goodbye, Mr. Chips, de Sam Wood y Pigmalion, de Anthony Asquith

 

La edad de oro, los años de los grandes estudios

 

Con el cine sonoro nació el cine de los grandes estudios, y con estos, la edad dorada de Hollywood, que tuvo por característica la producción masiva de películas – dirigidas a las grandes masas – más que nada de entretenimiento.
Pero la Gran Depresión del ’30 terminaría por derribar a tal fastuosa industria, en principio, a base de funciones dobles a precio de una sola película, pero quizás más también debido al despilfarro que suponían las cada vez más costosas producciones.
Las consecuencias de esta crisis, no obstante, permitirían a los directores imponer sus criterios a los poderosos productores, dando lugar paulatinamente a las realizaciones independientes y al cine de autor.

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