El escritor en la manada
Renuncian a sus individualidades, para pasar a constituirse en la manada, y entonces empiezan a actuar en consecuencia. Porque ser parte de la manada les da seguridad, psicológica, emocional, material, porque “si más o menos todos pensamos, hacemos y decimos lo mismo, aquello que expresemos será ley”, considera la manada, y así se evitará cada integrante el ser observado, distinguido, señalado, juzgado. Me recuerda al “Mi nombre es Legión, porque somos muchos”, del endemoniado de Gadarena. Así, para la manada, el que no se integre a ella será porque sufre de complejo de Dios, claro, porque se individualiza, porque sigue sus propios criterios y es coherente con sus determinaciones, con sus ideales, con la propia filosofía de vida, la que se forjó aprendiendo de otras individualidades, de aquellos que escribieron libros, por ejemplo, porque “escribir es un asunto solitario”, como decía el viejo Ray Bradbury. El tema del complejo de Dios, me resulta interesantísimo, porque a la única a