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¿Existe el mal en un sentido óntico?

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Si el diablo no existe, ¿existe entonces el mal del mismo modo que puede existir el bien?; o, si el bien puede prescindir de Dios, ¿el mal de Satanás? La definición para la palabra “óntico” refiere a lo que tiene ser o existe, distinguiéndose de “ontológico”, que tiene que ver con el conocimiento de lo que es, de su esencia o naturaleza. Es decir, únicamente para la religión – para algunas de ellas – el mal puede tener una esencia óntica, por sí misma, ser y poseer sustancia y naturaleza, ejemplo obvio de ello es el cristianismo, que toma en la figura de Satanás la realidad óntica del mal. Para Heidegger , este cuestionamiento abre las puertas al estudio de la metafísica. “El mal mismo determina también el nuevo punto de partida de la metafísica. La pregunta por la posibilidad y realidad del mal opera una transformación de la pregunta por el Ser” , dice Ramos Sucre acerca del Heidegger.   No todo lo que existe es (concepto básico de la metafísica)   No todo lo que existe es en

Alcances de las diferencias entre Platón y Aristóteles

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Las diferencias entre estas filosofías son las que han definido, para bien o para mal, el curso de la historia y la evolución de la humanidad. La filosofía aristotélica ha conducido a la humanidad al “pienso, luego, existo” , de Descartes , en contraposición a la idea que sobre los “Arquetipos” manifestara el platonismo . En Aristóteles (de cuyas ideas nace el materialismo ) la idea es en tanto que uno la piensa, mientras que en Platón ( animismo ) existe un universo de ideas, previo aún al objeto que encarna a esa idea. En Platón, no es necesario que nadie piense a la idea para que esta exista, vale decir. Como ya lo advierte Heine , todas las confrontaciones humanas se derivan de esta primera. En todos los casos, filosóficos, religiosos o políticos, la disyuntiva es siempre la misma: Platón o Aristóteles.   Sobre la constitución de los fenómenos   La religión cristiana nos dice que Dios es “el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo” , mientras que para el mundo científico, todo fe

La música de las esferas

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Desde los pitagóricos, muchos intelectuales han intentado comprender una analogía entre los fenómenos que representan el universo y la música. En su libro El Juego de Abalorios , Hermann Hesse propone un mundo hipotético y futuro (luego de alguna catástrofe, producto de alguna guerra mundial, en el siglo XX) donde la sociedad se halla dividida en dos países, como en dos órdenes, la sociedad mundana (tan trivial e ignorante como las sociedades ordinarias de hoy en día), y la sociedad de los universitarios. Esta sociedad de universitarios se hallaría ocupando una vasta región de Europa (de manera más prominente en Alemania, seguramente), poseyendo su sede en una ciudad denominada Castalia . Sus integrantes eran discípulos seleccionados de entre las escuelas de la sociedad mundana, por sus más remarcadas aptitudes, y para consagrarse por entero al estudio de las ciencias y de las artes, de por vida, e incluso con una actitud que podría entenderse como religiosa. El abandono de aquel m