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La ciencia ficción en Argentina

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La literatura argentina ha sido prolífica en relación al género de la ciencia ficción. Aquí, un vistazo a su historia. El periodista e investigador del género, Pablo Capanna, dice que el primer antecedente en nuestro país data de 1904, tratándose de la novela La Estrella del Sur o A Través del Porvenir , de un tal Enrique Vera y González, con clara influencia de Jules Verne . Como curiosidad se puede agregar que su historia transcurría en el año 2010. Ya la segunda novela que aparece sobre el género, de 1908, lo mezcla con el de la ficción política, con el nombre de Buenos Aires en 1950 Bajo el Regimen Socialista, de Julio Dittrich, más pareciera el título de un ensayo apócrifo por lo pretendidamente premonitorio. La Invención de Morel , un ícono del género En 1940 , Adolfo Bioy Casares publicaría la que sería una de las mayores obras capitales de la ciencia ficción argentina, La Invención de Morel , con una clara influencia de La Isla del Dr. Moreau , de Robert Stevenson, d

William Blake y las peleas de poetas

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En los sitios literarios de Internet se encuentran acaloradas peleas con motivo de una definición de la poesía; aquí veremos que tales peleas no son nuevas. Entre 1757 y 1827, entre otras cosas, no existía Internet, pero sí fue en ese período que lo hizo William Blake , célebre poeta, autor de versos tan magistrales como “los tigres de la cólera son más sabios que los caballos de la razón” , o “el camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría”. Vulgaridades e insultos En el volumen titulado Poesía Completa , que es parte de la colección Biblioteca Personal Jorge Luis Borges (Editorial Hyspamérica, Buenos Aires), cuando abrimos la segunda parte del libro Poemas Manuscritos de D. G. Rossetti (el sentido del título es que el poeta había comprado los originales de Blake) nos encontramos con unos curiosos versos, en la página 131 de la Poesía Completa , escritos por Blake, desde ya, que dicen: “ Cuando Klopstock desafió a Inglaterra / avivó el orgullo de William Blake / y el

El espectador de hoy y el artista

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Artistas y espectadores conforman al hecho artístico en un juego recíproco, donde cuentan las buenas intenciones y el buen gusto.  Cuando un espectador se aviene a experimentar un hecho artístico, se cierra un vínculo previsto conscientemente desde el principio de la obra, entre él y el autor. Entre ambos hay un acuerdo tácito, previo a la concreción de su encuentro, por decirlo de otro modo. El espectador pondrá de su tiempo y esfuerzo en virtud de la obra, mientras que el autor se compromete a conmoverlo, a educarlo, a informarle o entretenerlo, cuando menos a divertirlo. Si cualquiera de los dos falta a estas formas, se deshace el vínculo. Si en una novela policial el lector lee solamente los tres primeros capítulos y los tres finales, sabrá antes seguramente quién ha sido el homicida, pero habrá faltado al juego propuesto del autor, de develar el enigma. Si por el contrario, al acabar de leer la obra de manera legítima, el lector se encuentra con que la misma no lo ha conmovido,