Tarot y Alquimia: "La Rueda de la Fortuna"


El Arcano X trae a la superficie el tema de la duda acerca de cuál es el sentido de la vida, si acaso no es completamente azaroso.


El arcano X, “La Rueda de la Fortuna”, es una carta que inmediatamente nos remite a la imagen del juego del mismo nombre, de las kermesses, de la ruleta, en que por suerte o azar una persona participante puede obtener un premio, o hasta hacerse rica, en el caso de la ruleta.
Estos juegos tratan siempre de un disco que gira, con opciones o premios a elegir distribuidos proporcionalmente por todo su perímetro, con un fiel, una aguja o una bolilla, que mostrará el objeto seleccionado, una vez que azarosamente el disco se detenga en su movimiento.

 

Significado pagano de las fiestas y juegos de la Edad Media

 

Según la RAE (Real Academia Española) la palabra “kermés” o kermesse, proveniente del francés, y este del holandés medio kercmisse (misa de iglesia), significa: “Fiesta popular, al aire libre, con bailes, rifas, concursos, etc.”.
En sus libros El Misterio de las Catedrales y Las Moradas Filosofales, Fulcanelli pone especial énfasis en decir que durante la Edad Media, las fiestas populares y los juegos que en estas se propiciaban, tenían un carácter simbólico del todo místico y pagano, en versiones que parodiaban los rituales litúrgicos ortodoxos, de lo que derivaron nuestros actuales carnavales y kermesses, estas últimas por lo menos hasta hace pocos años. Fiestas como “La Fiesta del Asno” o la “Fiesta de los Locos”; juegos como las danzas en ronda, y todo tipo de juegos de cartas o de tablero, eran verdaderos símbolos de partes o del todo, respecto del cuerpo de la materia alquímica.
Los viejos maestros alquimistas consideraban a la vida misma, en relación con las posibilidades estudiadas por su disciplina, como al “Gran Juego Supremo”.

 

Planificación o azar, el mito de la Cornucopia

 

Volviendo al sentido de esta carta, que en una interpretación superficial y en cuanto al arquetipo ideal remite a la “buena suerte”, asociándose con el signo de Capricornio, en cuanto “cornucopia”, el “cuerno de la abundancia”, que según la mitología griega, se trata del cuerno de la cabra Amaltea, que crió a Zeus con su leche.
Según Wikipedia, “Zeus, de niño, rompió sin querer uno de los cuernos de la cabra mientras jugaba. Para compensar a Amaltea, le concedió al cuerno roto el poder de dar al ser que lo poseía todo lo que deseaba. De ahí surgió la leyenda de la cornucopia”.
Esta carta plantea, en una interpretación ulterior, el origen y sino azaroso o planificado del propio universo. Desde el principio de los tiempos la humanidad se ha dividido entre quienes creen que el universo es obra de Dios, siguiendo un plan, y quienes por lo contrario piensan que el origen de todo se debe a causas azarosas o desconocidas, a algún “big bang”, o cualquier otro acontecimiento que sucedió, si bien pudo no haber ocurrido jamás.

 

El encuentro de “El Ermitaño” con “La Rueda de la Fortuna”

 

Sustraído del mundo material y de la realidad mundana, “El Ermitaño” (arcano IX) puede observarlos en perspectiva, a la distancia, fríamente, y comprobar que se tratan aquellos de la superficie de un mundo azaroso, una realidad azarosa, simbolizados por “La Rueda de la Fortuna” (el Arcano X). Sin embargo, vemos a lo alto de esta figura la autoridad de la Esfinge egipcia de Tebas, aquella del enigma, que de develar, permite el paso (en algunas versiones del Tarot la figura sostiene una vara, en otras una espada).

 

El mito de la Esfinge

 

La historia de este relato, si bien trata en Egipto, pertenece a la mitología griega, y dice que la tal Esfinge era un monstruo con rostro de mujer; pecho, patas y cola de león y alas de pájaro. Estacio precisa que tenía el rostro pálido, la boca llena de veneno, ojos como brasas encendidas y las alas siempre manchadas de sangre. Heródoto llamó a las esfinges egipcias, que tienen rostro de hombre y carecen de alas, “androesfinges”, para distinguirlas de la Esfinge griega.
La cuestión es que a cada quien que deseara pasar le proponía un acertijo, que de no develar, el viajante pagaba con la muerte.
Es Edipo quien derrota a la Esfinge, al responder con acierto al enigma, que consistía en develar quién es el ser que al amanecer camina sobre cuatro pies, al mediodía sobre dos, y al atardecer sobre tres.
El hombre, responde Edipo, que en el amanecer de su vida, cuando es niño, gatea en cuatro patas. En su adultez, al mediodía, se yergue sobre sus dos pies, y en la vejez, el atardecer de su vida, debe ayudarse con un báculo o bastón, su tercer pie. Así, Edipo derrota a la Esfinge, y entonces ésta se suicida.

 

“El Ermitaño” es Edipo

 

En ninguna versión de la leyenda vale que el héroe vuelva sobre sus pasos, tras el desafío del monstruo. El héroe siempre debe llegar a su meta, venciendo todos los obstáculos, aun a riesgo de perder la vida.
En nuestra versión del Tarot, es “El Loco” (vuelto “El Mago”, luego “El Ermitaño”) quien asume el papel de Edipo y vence a la Esfinge, y esto tiene un sentido ulterior aquí, que es el siguiente.
Hay un misterio, un enigma a develar, un sentido, en esta “Rueda de la Fortuna” del mundo material, superficial y ordinario, cotidiano, que mientras permanezca insondable hará del mundo un lugar completamente azaroso, al menos en lo perceptual.
Precisamente, para vencer al destino del mundo superficial y material, hay que descubrir el enigma y saber resolverlo.

 

Otros símbolos en “La Rueda de la Fortuna”

 

En algunas versiones, la palabra “TAROT” aparece inscrita a lo largo del perímetro de la rueda. Fulcanelli dice que “Tarot” es anagrama cabalístico de “Rota” o “Rueda”. En otras versiones lo que aparece en la rueda es el disco del zodiaco, que en griego significa, “zoe”, vida, “diaco”, disco o rueda; la “rueda de la vida”.

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