Sobre una posible filosofía de la astrología


La astrología necesita construir una expresión filosófica propia, dado que los rigores del pensamiento científico no le ayudan a sostenerse con seriedad.


La astrología no es una ciencia ni un arte, es apenas una técnica, que de cualquier modo, al ser su funcionamiento en base a la naturaleza humana, podría llegar a tener su propia filosofía.
No la tiene de manera natural, no se desprende de forma natural una filosofía de la astrología, como de otro modo puede ocurrir con el psicoanálisis, en tanto aquí también intervienen factores externos a la naturaleza de los hombres, la influencia de los astros.
Este artículo toma como directriz el ensayo escrito por Armando Rey, Ideas y Bosquejos para una Filosofía y una Hermenéutica de la Astrología, publicado en la revista GeA nº 23, de diciembre de 2002.

 

¿Para qué una filosofía de la astrología?

 

La filosofía es una ciencia, lo que no significa que los científicos automáticamente vayan a aceptar la validez de una posible filosofía de la astrología, toda vez que para ello deberían reconocer a la astrología misma.
Sin embargo, se puede filosofar acerca de la astrología, como prácticamente sobre cualquier cosa, lo que no implica ciertamente la existencia de algo que pueda denominarse como filosofía de la astrología.
Pero la realización, la construcción de una posible filosofía de esta, cuando menos y en principio, serviría para en el ámbito propio de la astrología distinguir de mejor manera a estudiosos respetables de simples charlatanes; definitivamente, serviría para terminar por deshacerse de estos.
Para así entonces comenzar a pensar en una posible filosofía de la astrología, en principio habría que observar cuáles son las necesidades que de la filosofía requiere la astrología, para así también poder distinguir qué clase de filosofía la astrología está posibilitada de construir. Porque no ha de tratarse de tener una filosofía por el solo hecho de tenerla, sino que debe servir a sus fines más básicos, que en la actualidad más que nada trata de expresar su seriedad y confiabilidad.
Está claro que hasta la fecha la astrología no ha sabido convencer acerca de la validez de su razón de ser. Es posible que al menos en un tiempo aclare dudas respecto de su honestidad, y de la dedicación seria y completa de la mayoría de sus practicantes.

 

Prioridades filosóficas de la práctica astrológica

 

“La filosofía siempre ha intentado cambiar el modo en que vemos la realidad”, dice Rey, y esta sería la primera razón por la que la astrología requiere de una filosofía. Hablamos de filosofía en estado puro; nadie se atrevería a decir que Platón y Aristóteles mentían, en función de lograr ese cambio. “Algo así hace falta en la astrología, una reflexión filosófica que encuentre puntos de unión y superación de las controversias, las ignorancias que condenan a los astrólogos al peor de los ostracismos, peor incluso que el que nos reserva una inmensa mayoría del tejido social y de la estructura del conocimiento hoy en boga, que ignora la astrología o la desacredita, categorizándola como un saber supersticioso y sin validez alguna”, dice Rey.
Es necesaria la construcción de una epistemología conceptual astrológica, que al modo de la paideia griega, integre defensa, ilustración y pedagogía, dice también el autor.
Más particularmente, la astrología, como la filosofía más pura – y el psicoanálisis – coinciden que el problema de ser sigue siendo central. Siguiendo a Heidegger, contra todo tipo de conceptualismo, el ser se mantiene en un proceso de perpetua auto-revelación.
La astrología, su estudio, acompaña ese proceso.
También en Heráclito y en las filosofías orientales que tratan del cambio y el devenir, hay coincidencias con el pensamiento astrológico.
“Percibo la filosofía heraclitiana como la más afín a la herramienta astrológica. El devenir como un llegar a ser o ir siendo, en el que se destaca por encima de todo el ser como proceso, no como ente estático”, dice Rey.
Siguiendo con Heidegger y con Nietzsche, y siendo la filosofía una ciencia, y en relación al tema del misterio, parece increíble que al menos, los científicos de hoy en día no puedan reconocer una mínima utilidad de la astrología.
Pero para el científico (no para el filósofo) no existe el misterio, para ellos es algo que sencillamente no tiene explicación, de manera momentánea.

 

Hacia una filosofía de la astrología

 

Hablar de una filosofía y de una hermenéutica de la astrología, como en su título al ensayo lo hace Rey, cuando menos parece un error. En todo caso, una posible filosofía de la astrología no puede por menos ser hermenéutica, en tanto que necesariamente ha de ser una filosofía ideal, cuya parte práctica ha de ser la disciplina astrológica misma.
Por supuesto, tal cosa inclina la balanza mayormente hacia una astrología simbólica antes que racional, y sabemos que hay astrólogos que se esfuerzan denodadamente en su trabajo, por lograr el mayor rigor científico posible. Pero precisamente, en tanto que cientificistas, les sería a esta clase de astrólogos imposible mantener y fomentar, nutrir una filosofía de la materia. No obstante pueden operar de manera crítica – como por otra parte, siempre lo hacen – a la función de los astrólogos simbolistas, como para supervisar y desarrollar una filosofía que no termine siendo una entelequia estéril, sino una virtud, por qué no, ideológica, cohesiva de la práctica astrológica, de cara a la sociedad que nos rodea.
Los racionalistas deben ocuparse de la epistemología de esta nueva filosofía, para equilibrar la función de los simbolistas y abrevar a una filosofía de tipo gnóstica; en todo caso, a mitad de camino entre el simbolismo puro y el pragmatismo.

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