"Psicología y Alquimia", de Carl Gustav Jung


El libro definitivo por el que Jung se destaca como un originalísimo pensador, en el campo de la psicología tradicional.


Carl Gustav Jung publica este libro en 1941, en su primera edición, basándose en su teoría ya enunciada con anterioridad, en Los Tipos Psicológicos, y en artículos sueltos, acerca de la “realidad del alma”.
En este caso se centrará a analizar el problema de la alquimia, en el campo de la psicología de la religión.

 

El proceso de individuación

 

Jung comienza por trazar un paralelo entre la idea de proceso de individuación psicológica, y el supuesto de la alquimia, en un sentido esotérico y simbólico, de transmutar los cuatro elementos combinados, para así arribar a la quintaesencia de las cosas.
Precisamente, el proceso de individuación de un ser humano consiste, en que desde su gestación, el individuo comienza a reconocerse de su entorno, surgiendo la noción de autoconsciencia, de sí mismo. Incluso, es después de su nacimiento, que el bebé descubre en las primeras semanas que él y el pecho de la madre que lo alimenta, no son lo mismo.

 

Individuación no es lo mismo que individualismo

 

Como lo dice José Antonio Delgado González, “El individualismo es una exaltación de las pretendidas peculiaridades, un deseo, a menudo inconsciente, de destacarse excéntricamente de lo que se considera colectivo. Es una mórbida tendencia a acentuar y destacar lo propio, a expensas y, con frecuencia, en contra de las necesidades y obligaciones sociales, llegando, incluso, a pasar por alto las reglas colectivas.
En total contraposición, la individuación es la realización de lo que constituye la naturaleza íntima del individuo. Como muy bien ha expresado la profesora Carmen Velayos (1996), al hablar de la naturalidad de la moral estoica, la individuación sería el equivalente a lo que ella describe como el ideal moral estoico, cuando dice que es un "proceso continuo de autorrealización que no parte de un concepto abstracto de deber, sino de las propias disposiciones naturales humanas, y que no consiste, al fin, en dejar de ser naturaleza para llegar a ser otra cosa, pues el estado más propiamente natural coincide con la meta moral personificada en la figura del Sabio". Y continúa "(la oikeiosis es) aquel proceso por el que reconocemos y... apreciamos o amamos lo que pertenece a nuestra identidad natural."

 

El significado de esoterismo religioso

 

Precisamente, el campo de la psicología de la religión, es decir, el análisis psicológico del relato religioso, es en lo que constituye el esoterismo religioso; en ese contexto, la alquimia es la sustancia misma del relato religioso, o al menos, lo que se pretende.
De este modo, el cristianismo como religión puede ser comprendido bajo las condiciones del esoterismo religioso, lo que no deja de presentar ciertos problemas desde el punto de vista de la psicología, como lo refleja Jung en su libro: “La exigencia de la imitación de Cristo o sea, imitar el ejemplo y llegar a ser semejantes a éste, debiera tener como objetivo el desarrollo y la elevación del hombre interior; pero el creyente superficial, que tiende a las fórmulas mecánicas, ha hecho de Cristo un objeto de culto que está fuera del hombre, al que, precisamente por la veneración, se le impide penetrar en la profundidad del alma humana y crear la integridad correspondiente al modelo que sirve de ejemplo”.
En eso no consiste la alquimia, precisamente.

 

El punto de vista oriental de la cuestión

 

“El hombre occidental está fascinado por las «mil cosas»; las ve una a una, está apresado por el yo y las cosas y no tiene conciencia de las profundas raíces de su ser. En cambio, el ser humano oriental vive el mundo de las cosas individuales, incluso su yo es, para él, como un sueño y está enraizado esencialmente en la causa primitiva”, dice Jung en su libro.
Pero el sustrato psicológico básico en los hombres occidental y oriental es el mismo, por lo que las capacidades y oportunidades en uno y otro también serán idénticas. “La materia prima fundamental para la Obra es abundante, y de ella poseen lo suficiente tanto ricos como pobres en dinero”, dicen de esto los antiguos tratados de alquimia.

 

Los atavismos; los contenidos oníricos

 

De lo antedicho se desprende que el hombre oriental tiene una relación mucho más natural, y probablemente por ello mucho más estrecha, con el sustrato atávico de su psiquis (esto es, la relación de su inconsciente personal con el inconsciente colectivo), algo que se pone de manifiesto visiblemente en los sueños.
Precisamente, sin esta vertiente o fuente común para todos, respecto del contenido y simbología de los sueños, de otro modo, la interpretación de los mismos sería imposible para un psicoanalista que deba atender un sinnúmero de casos, y es en los sueños que como estrato subyacente pueden encontrarse elementos de la colección de alegorías de la alquimia, como así lo demuestra Jung, en la segunda parte de su libro, lo que él ilustra con algunos ejemplos.

 

Las ideas religiosas de la alquimia

 

Para analizar los textos alquímicos a la luz (por comparación analógica) con los relatos religiosos, no se puede para obtener resultados, lo más completos posibles, remitirse a una sola religión. La alquimia enraíza en los fundamentos cristianos, pero así también lo hace en creencias míticas y gnósticos-paganas.

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