'La Melancólica Muerte del Niño Ostra', de Tim Burton


Influenciado como siempre por Lewis Carroll y su "Alicia en el País de las Maravillas", Burton tiene este libro de poemas, donde brilla por su humor negro.


Los artistas más actuales se muestran muy inquietos en su creatividad, pasándose sin muchos pruritos de un rubro a otro, respecto del que les es original. De este modo, el escritor Paul Auster ha filmado una película (Lulu on the Bridge, 1998); la actriz Milla Jovovich mantiene una banda de música, los hermanos cineastas Wachowski escriben guiones de historietas, y Tim Burton, célebre director de cine desde hace más de una década, tiene publicado este libro de poemas, La Melancólica Muerte de Chico Ostra.
En 2005, Editorial Anagrama publicó una edición bilingüe del libro (español-inglés), traducido por Francisco Segovia e ilustrado por el autor.


La Melancólica Muerte del Niño Ostra, un fallido proyecto de historieta


Su aparición pública original, en inglés, es de 1997, y surgió de lo que originalmente era el proyecto de una historieta. Se trata de una serie de 23 poemas, que son pequeños relatos, acerca de estrambóticos personajes, muy al estilo del autor, tal como nos tiene acostumbrados a presentárnoslos en sus películas. Vale decir, Edward Manos de Tijera, el personaje de su película homónima (1990), bien podría ser del elenco de este poemario. Algún personaje se nota inspirado en su versión de El Pingüino, de Batman Returns (1992), y las ilustraciones en colores o en blanco y negro se corresponden en estilo al de los personajes diseñados para las películas de animación, El Extraño Mundo de Jack (1993), o El Cadáver de la Novia (2005).

 

El Niño Ostra

 

“Se le declaró en la costa, / y en la playa fue la boda. / Su larga luna de miel / en la isla de Capri fue. / Para la cena el mesero / les puso un solo platillo: / un gran caldo de mariscos. / La novia pidió un deseo. / Y el deseo se realizó. / Dio al fin a luz un bebé. / Pero este ¿era humano o no? / Bueno, quizá. Tal vez. / Diez dedos en pies y manos, / y demás órganos sanos. / Podía sentir y escuchar. / Pero ¿normal? No, no hablar. / Este engendro antinatura, / este cáncer indecente, / era la imagen viviente / de toda su desventura. / Ella se quejó al doctor: / ‘No es hilo de mi madeja. / ¿De dónde sacó ese hedor / a salmuera, pez y almeja?’ / ‘Y ha sido usted afortunada. / Yo, la semana pasada, / traté a una niña con un pico / y tres orejas. ¿Me explico? / Si es mitad ostra su niño, / búsquese otro a quien culpar. / - y añadió con cierto guiño - : / ¿Se ha puesto a considerar / una casita en el mar?’…”, dice la primera parte del poema que da nombre al libro.

 

Títulos de los poemas (los otros personajes)

 

Palillo y Cerilla Enamorados, El Chico Robot, La Mirona, Ojos de Clavo, La Niña de Muchos Ojos, Chico Mancha, La Chica Vudú, La Gran Navidad de Chico Mancha, La Chica que se Convirtió en Cama, Chico Tóxico, Jaime, La Navidad de Palillo, Chico Brie, Chico Momia, Desperdicia (“Yo conocí una chiquilla / hecha toda de basura…”) / Lady Alfiletero / Cabeza de Melón / Amanda (“Por ahorrarnos la demanda / la llamaremos Amanda / (o ‘la que encuentra contento / esnifando pegamento’)…;, Nino, el Horroroso Niño Pingüin; Carboncillo, Chico Ancla, Chico Ostra Sale de Casa, son los títulos y personajes del libro.

 

Exégesis de la poética de Tim Burton; de Lewis Carroll a los Beatles

 

Es innecesaria ya la referencia a Lewis Carroll y su Alicia en el País de las Maravillas, y Alicia Tras el Espejo, a personajes de estos libros, como Humpty Dumpty o la Liebre de Marzo, como referentes e influencia directa en Tim Burton, como han influido también en tantos otros grandes artistas, en los Beatles, por ejemplo, para sus personajes de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, y personajes de otras muchas de sus canciones, como Desmond y Molly Brown, de Ob-La-Di, Ob-La-Da.
Esta clase de personajes entre surrealistas y pesadillescos tienen su raíz en los de cuentos de hadas, anónimos y legendarios, del folklore británico, fruto quizás del consumo de hongos alucinógenos de sus bosques, y que luego se convertirían en los personajes de los cantos de rondas infantiles, y que en el Medioevo hasta llegarían a cobrar cierto contenido simbólico de tipo esotérico, hermético.
Se emparentan con las historias de casas embrujadas, de fantasmas, con los orígenes del argot, de los trabalenguas y adivinanzas, y los anagramas.
Pero Tim Burton utiliza siempre, casi de manera obsesiva, todo este material, lo cohesiona de humor negro (no de forma necesaria originalmente tiene que ser así, hay absurdo pero no humor negro en la obra de Carroll), para aludir con una mirada entre ácida y cínica sobre las condiciones de vida actuales, sobre la emoción y la soledad del ser.

 

¿Poesía infantil?; el humor negro de Tim Burton

 

Tim Burton siempre “disfraza” sus productos, se trate de sus películas o de este libro, de temáticas y formas aparentemente dirigidas a un público infantil.
Pero su visión del mundo es despiadada, hacia una realidad a la que él describe como algo patético. Sus personajes siempre son monstruos, malditos desde el propio origen, desde el nacimiento, y son bautizados con el nombre de la propia deformidad, que establece su condición.
Sin embargo, su mirada no es angustiada, sino mágica, poética y humorística.
Finalmente, el Chico Ostra es devorado por sus padres, de un modo parecido a como cuenta el mito, Cronos se devoraba a sus hijos.
Cuando Adolfo Bioy Casares escribió su Diario de la Guerra del Cerdo, una novela que imaginaba una realidad donde los jóvenes de este mundo se organizaban para matar a sus mayores, Jorge Luis Borges opinó: “Qué interesante. Ahora habría que escribir una novela donde los padres matan a sus hijos”.
Lo mejor y lo peor del ser humano, potencialmente, germina en sus sueños y pesadillas; quizás, el mejor entretenimiento es el que promueve la reflexión.

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