El significado esotérico de la Pascua

Todos los elementos de la religión, ceremonias, ritos e historias, guardan un contenido esotérico, que no muchos conocen.

Según la Real Academia Española, la palabra “Pascua” proviene del latín vulgar pascua, este del latín pascha, este del griego π?σχα, y este del hebreo pesah, influenciado por el latinismo pascuum, "lugar de pastos, por alusión a la terminación del ayuno".

Entre varias diversas acepciones refiere a la fiesta solemne de la Resurrección de Cristo, en la Iglesia Católica, que se celebra el domingo siguiente al plenilunio posterior al 20 de marzo, oscilando su fecha exacta entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Esta Pascua “de Flores” o Pascua “Florida” es la que celebramos, la de Resurrección, habiendo otra como la de Pentecostés, o del Espíritu Santo.

Celebración de Pascua, la Resurrección de Jesús

Es entonces la Resurrección de Jesús lo que se celebra, luego de haber sido muerto, crucificado, y a los tres días de haber sido sepultado.

El interés del esoterismo acerca de la Pascua

Empecemos por decir que el esoterismo, como concepto, es tan solo una cualidad, que se puede aplicar a distintas disciplinas (una religión esotérica, una astrología esotérica) pero en absoluto se trata de una escuela en sí misma, una disciplina o una filosofía. La metafísica se trata de una filosofía, no el esoterismo. Cuando mucho, la alquimia es una disciplina esotérica por añadidura.
Bien, ¿de qué trata entonces esta cualidad del esoterismo?. Al esoterismo no le interesa el punto de vista histórico de ningún evento, acerca de su verosimilitud o inverosimilitud, como suceso en sí mismo; tampoco le interesa a priori las especulaciones filosóficas de ninguna especie.
El esoterismo se basa en alegorías y símbolos, toma el contenido parabólico de una historia, e intenta rescatar la verdad intrínseca de esa parábola, como se extrae una moraleja de una fábula. Permítase la digresión al advertir que los fabulistas originales (Esopo, La Fontaine, Iriarte), no escribían moralejas, eran sus editores y comentaristas quienes lo hacían.

El sentido parabólico (esotérico) de la Pascua y la Resurrección

No es muy diferente al el mito griego del Ave Fénix, aquel ser que moría indefinida cantidad de veces para siempre renacer de sus cenizas.
Pero en su libro Psicología y Alquimia, el psicólogo suizo Carl Gustav Jung (tratando el mismo tema) nos advierte que en la resurrección, para que sea, debe haber una transformación, de otro modo, si quien ha vuelto a la vida de la muerte lo hiciera en el mismo estado, se trataría de una recurrencia, no de una resurrección.
Es decir, siempre, el concepto de resurrección implica transformación.
Según Maurice Nicoll, en el tomo II de sus Comentarios Psicológicos sobre la Enseñanza de Gurdjieff y Ouspensky, la idea de resurrección, de transformación, siempre implica sacrificio. Jesús se sacrifica en la cruz, para luego resucitar.
Sacrificar, siempre y en todos los casos, significa elegir, abandonar algo, todo lo que se consigue con el desapego.
En otra parte, en otro artículo, hemos dicho que el hombre nº 7, según la clasificación de Georgi Gurdjieff, el hombre íntegramente desarrollado y absolutamente autoconsciente, es el único ser que vive y experimenta cabal y permanentemente el plano vivencial esotérico de la existencia, y es la única clase de ser que puede elegir voluntariamente no solo cuándo y dónde reencarnar, sino también si acaso hacerlo, pudiendo optar por trascender el plano existencial de la Tierra, del planeta, del mundo. Para ello, el hombre nº 7 se “sacrifica” al y del mundo, se despega de él, con todo lo que conlleva, la renuncia a los apetitos humanos, a la belleza del mundo natural y cultural que conocemos, a las ambiciones y pasiones humanas. Es lo que hace Cristo al resucitar, dejar el plano físico de este mundo.
“La Pascua no es algo que tiene lugar una vez al año sino algo que tiene lugar todos los días: la idea de no identificarse, o de morir para algunas reacciones mecánicas características, es una posibilidad cotidiana, y si se lo realiza espiritualmente en una especie de alegría, de resultas de ello la energía se transformará gradualmente y pasará a un nivel más alto que al cabo de un tiempo será una experiencia distinta”, dice Nicoll en su libro.

El huevo de Pascua, la rosca de pascua

El huevo de pascua es el símbolo del sepulcro sellado de Cristo, para ser abierto en la Resurrección. Siempre el huevo es símbolo hermético de la alquimia.
La rosca de Pascua contiene a los huevos, como un nido, aun conservando su forma.
El símbolo esotérico del huevo no es privativo del cristianismo, sino que ya se hallaba en la antigua civilización egipcia; el origen del símbolo de la rosca seguramente es posterior, pagano y enraizado en el Medioevo europeo.




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