Las diez mejores caracterizaciones del cine
Hay caracterizaciones actorales en películas que resultan en verdaderas transformaciones aún sin el recurso de la modificación por computadora.
Se llama caracterización, en actuación, cuando los intérpretes componen o definen a sus personajes en base al cambio de la apariencia física, quizás por medio de maquillaje. Por esta razón, en tiempos de inicios del cine, se llamó a Lon Chaney “el hombre de las mil caras”, por su habilidad a la hora de componer personajes diversos.
Aquí se intentará dar una lista de lo que pueden ser las mejores caracterizaciones en la historia del cine.
Boris Karloff, en “Frankenstein”
Es obligatorio consignarlo, tratándose quizás de la primera gran caracterización del cine, llevado el diseño del monstruo al nivel de la iconografía popular del siglo XX. Su diseño se debió al maquillador Jack Pierce – creador también de la galería de monstruos de los años ’40, de Universal – y su éxito fue completado por la enorme expresividad dramática de Karloff, aún funcional debajo de la ostentosa máscara. Posteriormente, en tantas versiones realizadas acerca de este clásico, ningún otro monstruo resultó tan cautivante como el que se refiere.
Charles Laugthon en “El Jorobado de Notre Dame”
En la línea de monstruos y seres deformes, la caracterización de Laugthon de Quasimodo, en la versión de William Dieterle, de 1939, también fue magnífica, al modo de Karloff, confiriéndole también este actor una gran expresividad al rostro, a pesar de lo profuso del maquillaje.
ustin Hoffman en “Cowboy de Medianoche”
Aquí el genial actor interpreta a “Ratso” Rizzo, un marginal con una renguera característica, que muy convincentemente el actor mantiene durante toda la película, hasta el final, en que el personaje termina definitivamente inválido.
La película, de 1969, fue dirigida por John Schlesinger, y ganadora de tres premios Óscar.
Marlon Brando en “El Padrino”
Se dice de este actor que luego de consagrarse como uno de los mejores de su tiempo, muchos directores prefirieron prescindir de él, ante la posibilidad de hacerle participar en sus realizaciones, porque era tal la imponencia por su presencia, su carisma, que podía llegar a acaparar la atención, por sobre el resto de los componentes de una película, opacándolos.
Se dice también que demandó mucho esfuerzo convencerle de interpretar a Vito Corleone, siendo que “se resistía a participar en una película donde se mostrara a mafiosos como a héroes”.
Decidido a hacerla, para la composición de su personaje, Brando creyó que él mismo debía ostentar cierto “aire perruno” en su actitud, en su impronta, por lo que se mandó confeccionar una prótesis que le extendía el maxilar inferior levemente hacia afuera, confiriéndole la apariencia de un bulldog.
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